domingo, 29 de octubre de 2017

Dibujar para pensar/pensar para evaluar

Lo más difícil

Muchas personas han sido dotadas con el arte de la pintura, mis alumnos me recuerdan por ser incompetente en mis dibujos: sin perspectiva, sin líneas que se unan adecuadamente... Las risas, en ocasiones, han llegado a la carcajada colectiva; aunque esto les ha ayudado a recordar algunos conceptos, rememorando las abejas y los árboles para hablar de la comunicación no verbal, por ejemplo, donde la abeja era mllones de veces mayor al árbol al que se acercaba.
Comunicación no verbal










Siempre ha resultado un tremendo "handicap" para mí dibujar una idea. Gracias a que ahora tenemos herramientas digitales magníficas, pero no terminan de adecuarse al pensamiento que nos habíamos fraguado inicialmente y hay que cambiar la idea continuamente; el resultado: nunca consigo trasmitir mi idea completa de forma visual. Por ello, siempre opto por el pensamiento sincrético con unas pocas imágenes, en esta ocasión no ha podido ser de otra manera.

Práctica inicial

Tras estudiar la guía del curso, he llegado a la conclusión de que sé muy poco de evaluación, a pesar de los años de experiencia; sí he utilizado la evaluación entre pares, aunque los alumnos se siguen mostrando reticentes a esta práctica, puesto que quedan al descubierto sus carencias y, quizá por vergüenza, no quieren mostrarla a sus compañeros.
El curso pasado, comencé a utilizar la autoevaluación antes de los exámenes, para que el estudiante fuera consciente de sus conocimientos y el trabajo de estudio que aún le quedaba por recorrer. En estos caso el resultado era más positivo.
Más allá de estas prácticas incipientes, siempre he utilizado la evaluación sumativa, corrigiendo posteriormente los exámenes en clase, y ahora descubro que esto puede ser un tipo de "feedback", pero me gustaría hacer algo más.
Por otro lado, en los últimos tiempos he comenzado a utilizar la rúbrica para ejercicios como la exposición oral, el debate, la corrección del cuaderno de clase, o la producción de narraciones.
La conclusión a la que he llegado, es que el alumno debe ser el centro de la evaluación y colaborar activamente en ella. Nos queda mucho camino por recorrer, ya que los estudiantes se muestrarn, como he dicho, algo reticentes a los cambios; aunque luego disfrutan y comprenden que es algo positivo para ello, pero las novedades siempre cuesta tiempo y trabajo para implantarse.

Indagando por la red 

A partir de la guía del curso y los enlaces propuestos, he encontrado otros lugares en los que podernos inspirar para los "viual thinking". La mayoría aplicados a empresas, pero ya sabemos aplicar estas ideas a la práctica docente. Y alguna herramienta que podemos aplicar para crear pensamientos visuales:
Me encantaría porder realizar una infografía como las que se nos muestran en el curso o las que he visto en la red, pero mis conocimientos resultan limitados.

Pensamiento visual

El estudiante como centro de la evaluación
Primera idea: el alumno es el centro de la evaluación, así conseguiremos el éxito.
¿Cómo evaluar en Latín, inglés, sociales..., cuando tu especialidad es otra? Espero encontrar las estrategias de aprendizaje en este curso para poder sacar el mayor partido de las novedades que se muestran ante mí: explicar correctamente, que el estudiante asimile los conceptos, evaluar de forma adecuada a las espectativas planteadas y al mundo de hoy.
Segunda idea: feedbalck y feedforward suponen un proceso formativo.
Tercera idea: estudiantes y docentes deben trabajar juntos para evaluar.
Conclusiones: el profesor más el estudiante, a través de las metodologías activas y herramientas de evaluación adecuadas, consegirán el éxito en la evaluación.

@Calambures





 


Mis expectativas



Órbita previa

Comienzo un nuevo curso en el que tengo enormes expectativas: el año pasado, una compañera me habló de lo que estaba aprendiendo al realizarlo y participé con ella en una actividad multidisciplinar, que fue presentada en las Jornadas de Innovación Educativa 2017. Y este fue el resultado: https://www.genial.ly/View/Index/593742cb8f76ba42682ec559 , con todo lo que ella había aprendido; me resultó sorprendente y pensé que en la siguiente convocatoria me apuntaba.
Por suerte, fui agraciada en el sorteo, es muy complicado que te toque un curso, pero, esta vez, la suerte estaba a mi favor. No puedo desaprovecharlo; y aquí estoy, dispuesta a mejorar mi aprendizaje y mi profesión.

 ¿Y ahora?

En el curso actual, la vorágine se ha apropiado de mí: aunque soy profesora de Lengua castellana y Literatura en Secundaria, imparto Latín y Cultura clásica de 4º de ESO, soy tutora de 1º de Compensatoria, a los que también les doy clase de ASL (Ámbito lingüístico y social); es decir, lengua, inglés y sociales y, eso sí, cuatro horitas semanales en 3º de ESO de mi especialidad.
Ante este panorama, la evaluación es lo más complicado para mí, no solo los conceptos que se estudian, repasan y explican, pero ¿cómo evalúo asignaturas que desconozco?

Evaluar: una necesidad

Al realizar las programaciones de Latín y Cultura clásica el mayor escollo que he encontrado ha sido, precisamente la evaluación, y, como he dicho más arriba, la suerte me ha favorecido.
Necesito aprender a evaluar de forma distinta: en Compensatoria el Ámbito debe ser evaluado de manera conjunta, y es imperioso para mí motivar a los alumnos que se encuentran en una situación de desidia y con un nivel que les impide seguir avanzando en el sistema. La tarea es difícil. Espero poder aprender lo necesario para que, a través de una nueva forma de evaluar, consiga terminar victoriosa y conseguir los objetivos que me he propuesto: enseñar, motivar, superar, entender, comprender, evaluar bien.